La salud debe estar en manos de científicos comprometidos con la población…
…y no por políticos que creen saber del tema y caemos en el abandono de esta importante área, con el olvido en renovar sus estructuras y mantenerlas operativas, tener un personal que solucione los problemas de su familia con su sueldo y no tener que estar trabajando en varios lugares, dándole oportunidades de desarrollo, estimulando sus iniciativas en el área de la salud y asegurando su vejez.
Tenemos instituciones en el área de salud, que en esta última pandemia, demostraron que son una rémora para solucionar problemas: como por ejemplo Digemid que debió tener una opinión científica de las vacunas experimentales que han puesto a la población, saber lo que acontece en el mundo ,en países que tienen estadísticas adecuadas y alertar de los problemas que existen durante campañas de vacunaciones masivas, como las que ha dirigido Minsa.
De ser un país que solucionaba parte de sus necesidades de vacunas con las producidas por el INS, ahora vemos una dependencia de los países que hacen cambios dramáticos en los regímenes de vacunas, que acumulan un sinnúmero de vacunas en un niño que todavía no ha madurado su sistema inmune (30 meses), incluso han incluido a las vacunas experimentales Covid en este programa ,que no es el nuestro.
Todo este preámbulo es para presentar, nuevamente, a Barbara Loe Fisher una valiente madre de un niño afectado por una vacuna, que junto con profesionales en la misma situación que ella, decidieron formar el Centro Nacional de Información sobre Vacunas(NVIC), organización activa que ha promovido diversos eventos con esta finalidad. Ella relata lo que le tocó vivir en 1,986 y vea cómo se manejó esta situación.
Léalo y forme su opinión, lamentablemente estamos saturados con las mentiras diarias de los medios de información sesgada disponibles de todo tipo que nos lavan el cerebro a diario. El título del tema es:”1,986:la historia no contada”
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